- BE Truth
- Posts
- Me fui... y volví por un problema existencial...
Me fui... y volví por un problema existencial...
La mitad de la vida no viene con manual... viene con preguntas que queman

He vuelto.
Y no desde un lugar triunfalista, sino desde un espacio más honesto: un regreso desde dentro.
Durante un mes y medio elegí desaparecer un poco del ruido externo para escuchar, por fin, el murmullo insistente de mi mundo interno.
Fue un periodo de retiro involuntario, pero necesario. No hui: me fui hacia mí.
Preguntas que sólo se abren cuando una está lista
Me atreví a hacerme preguntas que llevaba toda la vida esquivando:
¿Quién soy realmente sin mis máscaras, mis roles y mis responsabilidades?
¿Qué quiero crear en esta etapa donde la verdad pesa más que las apariencias?
Si acepto que soy creadora, ¿qué creencias limitantes siguen interfiriendo en mi poder?
La edad no responde estas preguntas: la valentía sí.
Sanar no es un acto suave: es un acto sagrado
Entré a espacios internos donde aún había dolor.
Los revisité con el respeto que una arqueóloga tiene ante un hallazgo antiguo: sin juicio, con curiosidad y con amor.
Vi recuerdos, traumas, culpas heredadas, durezas acumuladas.
Y entendí algo esencial: el cuerpo guarda memoria de todo.
De la injusticia no expresada.
De la emoción postergada.
Del límite no dicho.
Del duelo no llorado.
Mi trabajo fue ayudarle a soltar. A descomprimirse. A respirar otra vez.
La autocompasión no es egoísmo: es supervivencia
Por primera vez me di permiso de retirarme sin culpa.
El mundo no se derrumbó.
Mi gente siguió bien.
Y yo volví más entera.
Una mujer no puede dar lo que no tiene, por mucho que su historia le haya convencido de lo contrario.
La contemplación: el antídoto silencioso
No necesitas ir al Tíbet.
No necesitas un retiro caro ni ceremonias complicadas.
A veces basta con:
Apagar un mes las redes.
Poner distancia a las personas que drenan.
Hacer silencio para escucharte.
Separarte de la compulsión por “estar disponible”.
La contemplación es un acto de rebeldía en un mundo que no tolera la pausa.
Estoy por cumplir 56: comienza mi año 57
Sé que me esperan al menos 30 años más —si el Eterno me concede la gracia.
Y por eso mismo, este momento no lo quiero vivir en automático.
Deseo encarnar mi verdad, habitar mi cuerpo, honrar mi energía y dejar de perder tiempo en lo superfluo.
Quiero vivir profundamente este aquí y ahora, con la serenidad de quien ya no necesita impresionar a nadie, pero sí escucharse a sí misma.
Este es mi renacer.
Y tal vez —si resuena contigo— sea también una invitación para el tuyo.
👉 Comparte este correo con una mujer que esté atravesando dudas o silencios.
El acompañamiento también es sanación.
Y si quieres seguir leyendo, aquí está mi blog con más verdades que liberan.